El
movimiento punk recibió elementos políticos del anarquismo desarrollado en
Argentina
desde principios de siglo XX. Se puede resumir a ‘grosso modo’ que para el
anarquismo,
la sociedad no debe abocarse a la construcción de un consenso abstracto
“inhumanizado”
basado en el dominio del Estado18.
El autogobierno como propuesta
sustancial
es considerado legítimo en función de la anulación de cualquier forma de
poder
aplicable a las interacciones humanas. El cambio social (revolucionario) se
entiende
como un ejercicio anarco-individualista sobre la personalidad y también como
construcción
de una totalidad social humana-libertaria.
La
introducción del anarquismo entre los punks, según el trabajo de Da Silva
Forttes
y Mancilla Vega (1999) se relaciona “de modo serio con la banda británica Crass
[en
1978]” (Op.cit.:33)19. Las proclamas
políticas de Crass eran: “anarquía, paz y
libertad”
ó la expresividad libertaria de una frase como la que afirma que “la naturaleza
de
tu opresión es la estética de mi anarquía”.
Sin
embargo creo necesaria la ampliación de ésta afirmación de los autores, hacia
las
experiencias
locales de lucha y vindicación obrera-anarquista, acontecidas a principio del
siglo
XX. Algunos fanzines solían presentar reseñas históricas de mártires
anarquistas
“locales”
como Simón Radowitski (fanzine R.A. Asko, N°2, 1989), en tanto algunas
bandas
de punk rock como ‘Simón y la muerte de Ramón’ hacían referencia a
Radowitski
y a Falcón, el jefe de policía ejecutado, por el anarquista polaco, en Buenos
Aires.
En
éste acápite abordaremos varios ejemplos acerca de la influencia del
anarquismo
en las obras letrístico-musicales de bandas punks.
Uno
de éstos ejemplos discursivo-políticos (musicalizados) recibe el nombre de “Vida
monótona”
(perteneciente a la banda Conmoción Cerebral, 1987): “Dios, patria y hogar
me
quieren llevar, con sus costumbres y moralidad, lo que rige en ésta sociedad,
la
18
Krotopkin, definía al Estado como la coerción ó violencia
organizada.
19
“Crass más que una banda era una comunidad formada por 12
personas que habitaban en un “squat”
(casa
ocupada ilegalmente) que hacían música, editaban un periódico, hacían películas
y dirigían un sello
discográfico
independiente” (Da silva Forttes y Mansilla Vega, 1999:33)
mentira,
la mente es ésta” (Resistencia Rec., 1987). El legado anarquista se ubica en el
repertorio
anti-clerical, anti-nacionalidad y anti-familiar considerados como conductos
reproductores
de un orden hegemónico, basado en un consenso previamente
direccionado.
Los
símbolos políticos hegemónicos, poseen la capacidad de generar una
identidad,
que adquiere eficacia simbólica cuando se imponen cognoscitivamente como
realidad
social del individuo que nace dentro de un Estado-Nación20.
Los símbolos
mediante
los cuales se construye esa identidad fueron hitos de reflexión constante por
parte
de los intelectuales del movimiento punk. El rechazo hacia la patria y la
nacionalidad
(bajo la influencia del pensamiento anarquista) se veía reflejado en varias
obras
letrístico-musicales. En primer lugar ejemplificaremos con un fragmento de
letra,
de
la banda Todos Tus Muertos. La canción tomada como referencia es “Tango traidor”:
“Quiero
irme del país/ y despertarme mañana en otro lado/ me cago en la bandera/ me
limpio
el culo en tu puta frontera” (“Noches agitadas en el cementerio”, Catálogo
Incierto,
1986).
La
siguiente ejemplificación proviene de la banda Soberanía Personal, el tema
(fragmento)
se denomina ‘Trapos’ (lo consideramos como término lingüístico-popular
asimilable
a ‘bandera’). Esta letra, muestra una instancia de deconstrucción simbólica
realizada
por una intelectual punk sobre los símbolos patrios: “Historias repetidas/Por
un
trapo
de muerte/de que sirve identificarnos/con un color/si igual nos mandan a
matar/o a
que
nos maten” (“Benditos sean muñecos que pegan”, Ego Records., 1988).
Por
último rescatamos otro hito reflexivo anti-patriótico, no exento de teoría y
práctica
anarquista;
nos referimos a la versión de la banda Cadáveres de Niños del “Himno”
(Flyer
con letras, 1987):
“…Oíd
mortales el grito sangrado/libertad, libertad, donde estás?/oíd el ruido de
rotas
cabezas/hay
muchos tronos y no hay igualdad./No quiero más himnos, ni banderas/no
quiero
gritos sangrados: quiero libertad!/No a cabezas rotas ni más tronos, sólo
quiero
igualdad!…”
(CDN, 1987)
Otro
legado importante del movimiento anarquista es la implementación de la
‘autogestión’,
es decir la necesidad de crear acciones organizativas al margen del Estado,
las
instituciones dominantes y cualquier agente considerado opresivo, fascista,
capitalista,
mercantilista,
etc.
Se
constatan instancias de autogestión en el movimiento punk con las producciones
gráficas
descriptas (fanzines) y aquellas dirigidas a las ediciones independientes de
grabaciones
discográficas. Conjuntamente se presentan formas de organización y difusión
de
recitales sin la necesidad de ‘managers transeros’, término registrado en una
letra de la
banda
Cadáveres de Niños, a quienes desenmascaraban en sus intentos mercantilistas,
individuos
que actuaban: “vendiendo la energía, la vanguardia de un momento” (“¿Punk
querido:
que es eso?”, grabación inédita, 1989).
Como
ejemplo concreto surge una ‘cooperativa independiente’ entre algunas
bandas
para poder concretar presentaciones ‘en vivo’ ó “festipunks”. El fanzine
Resistencia
(N°3, 1987) registra un informe que da cuenta del 4° recital de la historia de
20
“la función del símbolo político no se agota en comunicar algo,
como el mero símbolo discursivo ó
lógico,
sino que tal comunicación no es más que el supuesto para promover y sustentar
el progreso
integrador;
su función no es sólo dar a conocer su significación, sino transformarla en
acción” (Catagno,
A.;
Op. cit., 1980:12)
la
cooperativa, desarrollado a mediados de ése año en Avellaneda (Pcia. de Buenos
Aires).
Organizado mediante fondos comunitarios, tocaron en dicho recital, entre otras
bandas:
Cadáveres de Niños, Sentimiento Incontrolable, Descontrol y Conmoción
Cerebral.
En
otra nota del mismo fanzine, se alerta a los actores menos comprometidos que:
“la
organización e intenciones de los festis [punks] tiran de por sí una onda
política”
(Resistencia
N°3, 1987).
El
mismo medio gráfico auto-producido “Resistencia” (N°4, 1988) describía la
escena ó
el
circuito punk de aquellos años, reflexionando acerca de las formas autogestivas
en la
lucha
anti-sistema:
“…esto
alguna vez fue una escena y en cierto modo todavía lo es, bandas, público,
zines,
individuos
que se reúnen para realizar distintas actividades alimentados por la fuerza que
provocan
todas éstas corrientes de aktividad/ alguna vez alguien creyó que había una
conexión entre todo esto??? Creyó bien!!…”
(Op. cit., 1988).
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